Mujer transgénero iraní generó impacto, luego de prenderse fuego en pleno centro de capital alemana.
Por Diversomos
25/04/2022
Ella Nik Bayan, mujer iraní transgénero de 40 años, causó impacto en amigos y conocidos, y debate en medios alemanes, luego de prenderse fuego en plaza Alexanderplatz de Berlín. Los adoquines carbonizados de la plaza, dan cuenta del terrible suceso ocurrido en septiembre de 2021.
Las personas transexuales vieron en su acto de inmolación pública como una forma de protesta, a pesar de que no dejó ningún mensaje ni explicación. Algunos amigos de la mujer sienten que no hubo un motivo político. ″Era una persona muy amable y tímida. Siempre estaba sonriendo″, recuerda Edna Pevestorf.
Edna, es una coordinadora de trabajo social, que conoció a Ella cuando llegó por primera vez a Magdeburg, una ciudad en la antigua Alemania Orienta,l donde el partido antiinmigrante Alternative fuer Deutschland (Alternativa para Alemania), obtuvo un fuerte respaldo en las últimas elecciones.
Ella llegó a Alemania el año 2015, en un viaje plagado de dificultades, sobre todo para quien era transexual. Huyó de su natal Irán cuatro años antes, llegando a Alemania a través de Turquía, una ruta utilizada por iraníes por no tener solicitud de visa.
La asistente social comenta que Ella no reveló su orientación sexual, lo hizo luego de casi un año, en Irán aprendió a reprimir su sexualidad, quién era y como se sentía por miedo a ser perseguida y procesada. Ella nik Bayan se crió en una familia religiosa conservadora del sur de Irán, donde no tenía acceso a información sobre orientaciones sexuales, por ese motivo declararse transgénero no fue sencillo.
″Ella vino a una clase de alemán que yo daba″, recuerda Edna, ″y me preguntó si era legal vivir aquí como una persona gay, si estaba bien. Esa fue la primera vez que pensé para mis adentros que estaba lidiando con algo″, recuerda la asistente. Luego durante el 2016 en un día de otoño, hubo una conversación especial.
Vino a mi oficina y dijo que necesitaba hablar de algo. Me dijo: “¡No soy gay pero quiero ser mujer!”. Las dos hablaron durante un par de horas en las que Ella principalmente se planteaba cómo podría vivir como una mujer trans. Unos meses después, en diciembre de 2016, Ella hizo otra visita a la oficina de Edna.
Sobre aquella visita Edna recuerda que ″No había nada en ella que fuera nuevo excepto el esmalte de uñas, solo en un dedo de su mano izquierda″, ese fue el primero, de los muchos pequeños pasos, de Ella hacia la transformación.
Poco a poco, Ella comenzó a revelar su identidad de género con quienes se sentía segura, personas como Edna o Lisa Schulz, a quien conoció mientras trabajaba con refugiados en un centro comunitario en Magdeburg. Lisa recuerda “Conocí a Ella en el centro. Al principio estaba allí para mejorar su alemán. Pero después de un tiempo fue de gran ayuda para nosotros haciendo de traductora. Hablaba cinco idiomas: inglés, alemán, árabe, turco y farsi. Era una persona muy servicial”, era una persona sonriente y amable.
Respecto a la transición de género de Ella, Lisa recuerda “Ella siempre fue Ella, pero al principio no se parecía a la Ella que ahora conocemos. Fue un proceso”, el cual duró más de un año. Además comenta que Ella siempre ayudaba en un jardín comunitario “Siempre estaba ahí en el campo plantando papas, o cualquier cosa, vestida con falda corta y tacones”, rememoran.
El problema que incluso en Alemania, no todos los lugares son seguros para la comunidad LGTB, Lisa y Edna recuerdan que Ella era acosada e intimidada en las calles. “Dondequiera que iba, la gente hablaba de ella y algunas veces incluso la atacaron verbalmente”, dice Lisa. “Solo quería ser aceptada como la mujer que era y la gente no aceptaba eso”.
Michael, un amigo que Ella conoció en Mabdeburg, recuerda el día en que la mujer fue atacada por una pandilla de jóvenes en un tren. “A los atacantes no les importó que otros pasajeros fueran testigos. Ella tuvo que defenderse con gas pimienta”, recuerda. Michael dice que no podía entender lo que gritaban los atacantes, ya que hablaban en farsi (idioma también conocido como persa, hablado en países árabes), por lo que Ella le dijo que estaban amenazando con violarla.
La vida de mujer trans de Ella no fue fácil, en Mabdeburg se mudó cinco veces, la última residencia fue un refugio de mujeres, desde donde se tuvo que ir, luego que algunas no la querían en el lugar. En otoño del año 2019 decidió mudarse a Berlín con la esperanza de ser más aceptada.
En Alemania, Berlín es conocida por ser más tolerante con la comunidad LGTB, pero para Kaveh Kermanshahi, quien trabaja con refugiados LGTB para LesMigraS, una organización que ayuda a personas de la comunidad en Berlín, dice que muchos de estos espacios no son accesibles para los refugiados por varias razones.
“Los solicitantes de asilo y los refugiados dependen de la ayuda financiera del gobierno, que no es mucha”, dice, “por lo que no les resulta asequible ir a bares, cafés y clubes que se conocen como espacios LGTB”. Además agrega “Otro problema es que la mayoría de estos espacios están diseñados para hombres homosexuales, cisgénero blancos y no para mujeres trans “de color”, por ejemplo. Además, está la barrera del idioma”, explica Kermanshahi.
La solicitud de asilo fue rechazada, algo común explica Kermanshahi, comenta que existe la idea que las personas trans tienen acceso a la cirugía de reasignación de género en Irán y que, posteriormente, viven “libremente”, una suposición falsa que debilita su solicitud de asilo.
De hecho comenta, Kermanshahi, las personas transgénero en Irán deben someterse primero a una terapia obligatoria, estando a merced de los prejuicios personales de los orientadores. E incluso aquellos que quieren una operación, pueden esperar años, antes de recibir el permiso.
“Las sesiones de terapia utilizadas para determinar si alguien necesita la operación no son adecuadas y los orientadores y terapeutas en Irán no tienen conocimientos actualizados”, dice Kermanshahi. “En muchos casos, las personas se sienten forzadas a aceptar la terapia hormonal y la cirugía. Según la ley iraní, las tarjetas de identidad (con el género distinto al de nacimiento) solo se entregan a las personas que se sometan a la operación (de reasingación de género). Esto significa que muchas personas transgénero sienten que no tienen otra opción”.
Los últimos días de Ella
Lisa Schulz fue a visitar a Ella a Berlín en julio de 2021, unos meses antes de que se quitara la vida. “Había comenzado su terapia hormonal y podías ver esos primeros signos de transformación en ella. Se veía genial y tenía puesto un vestido maravilloso”, recuerda. Parecía feliz e invitó a Lisa a su restaurante de sushi favorito. “Sabía cuánto le gustaba el sushi e ir allí con sus amigos más cercanos, así que fue un honor para mí”, recuerda Lisa.
Cuando Lisa visitó a Ella, recuerda que se encontraba haciendo un curso de capacitación para poder ingresar a trabajar a Tesla, un logro después de trabajos esporádicos en cafés y restaurantes, este trabajo era algo más estable y duradero.
Cuando la dejé, estaba como “¡wow!” dice Lisa. “Me alegré por ella”. Pero Ella no estaba feliz. Muchos refugiados LGBT iraníes esperan ser aceptados por lo que son en los países occidentales, pero con demasiada frecuencia, la realidad no cumple con sus expectativas.
En la ley alemana, los solicitantes de asilo transexuales se identifican por su sexo de nacimiento, y nombre asignados, hasta que se les otorga el estatus de refugiado. Esto puede llevar varios años, lo que significa que Ella habría sido identificada como un “hombre” en todo su papeleo.
Para Ella, la larga, y a menudo decepcionante, lucha por ser aceptada continuó en su nueva ciudad de residencia. “Escuché a amigos en Berlín contar que también ahí fue acosada en la calle”, dice Lisa. El 14 de septiembre, apenas un par de meses después de aquel feliz encuentro con Lisa en Berlín, Ella se quitó la vida. La noticia conmocionó profundamente a sus amigos.
“No tenía sentido. Pensé que le estaba yendo bien. Estaba ansiosa por un nuevo trabajo y una buena vida. Fue impactante”, dice Lisa. Michael fue una de las últimas personas que se reunió con Ella en septiembre, unos días antes de su suicidio. El cumpleaños de Ella era en noviembre y cuando Michael le preguntó que qué le gustaría, Ella pidió un abrigo de invierno. Está convencido de que en el momento en que fueron de compras juntos, Ella no había hecho ningún plan para quitarse la vida.
“Era increíblemente cuidadosa con el dinero”, dice. “Si hubiera planeado el suicidio en ese momento, no me habría dejado comprar ese abrigo. Eso simplemente no tiene sentido”, se lamenta Michael.
El lugar donde Ella Nik Bayan se quitó la vida rápidamente se convirtió en un santuario improvisado, donde la gente dejaba flores, velas y tarjetas. Pero el odio no ha parado. En enero de este año, la tumba de Ella, que está en un cementerio de Berlín, fue destrozada por desconocidos que dejaron una lata de gasolina y un extintor en el lugar.
Nunca sabremos por qué Ella decidió quitarse la vida de una manera tan pública, solo que en algún momento decidió que seguir adelante ya no era una opción. La vida la enfrentó a múltiples obstáculos, a menudo combinados entre sí.
Huyó de su país de origen, realizó la larga burocracia del proceso de asilo, las interminables citas y consultas médicas, psiquiátricas y legales, en su esfuerzo por ser ella misma. Sin mencionar la discriminación, y el abuso, que nunca parecieron detenerse.
Ella había luchado principalmente con una sonrisa en su rostro pero, a pesar de las amistades cercanas y amorosas que hizo, tal vez hubo muchos otros que no le devolvieron su amabilidad.
Fuente: BBC